Lupita Martínez A

A la alegría hay que construirle una fortaleza y apelar al ejército más bravo para que la defienda.  La alegría no es frágil, pero sí recibe los embates más despiadados por realidades que duelen,  escenarios que ni siquiera existen y a lo mejor no existirán nunca o por pasados que torturan y no han sanado.  

A la alegría hay que cuidarla mucho y no soltarla, abrazarla con brazos suaves y como acariciando, hay que nutrirla con sonrisas naturales y si no hay motivo, entonces sonrisas inventadas, porque las sonrisas tienen una conexión particular con el corazón e inmediatamente lo reaniman. 

La tristeza es implacable, su fuerza es devastadora y cruel, no le importa nada, se difraza de mil formas y es capaz de filtrase como el agua y golpear como las rocas.  La tristeza es necia y aun cuando parece que se ha ido, de pronto regresa.   

Por eso a la alegría hay que construirle siempre una fortaleza que la abrace y nunca la suelte, que la haga más fuerte que la circunstancia más triste y el panorama más desaentador porque la tristeza hunde y no deja caminar y la alegría es siempre impulso. 

Que nadie secuestre tu libertad, que no lleve nadie tu vida a un lugar tan cómodo que anestesie tu sentimientos, que no controle nadie lo que ves, lo que escuchas, lo que pruebas, que no se haga nadie dueño de tus sentidos.  

Que no te convenza ni la promesa más amorosa de una vida tranquila, ni el espejismo de un futuro perfecto o un perdón que crees que necesitas para que entregues tu vida.   No le otorgues a nadie el derecho de sufrir o gozar, porque de eso está hecho tu vida y solo es tuya y solo es una. 

Que  seas tú quien atrape tu voluntad y tu  visión de la vida.  Que  entres y salgas de los mundos que quieras conocer cuando así lo decidas, que elijas tu la piel que tocas, los ojos que mires y el alma que te invite, que seas nada más tu quien elija en que corazón en que se aloja. 

Que no te ciegue nunca el placer artificial de ver resuelta tu vida, mejor que recorra tu médula el miedo y se acelere tu corazón cuando te emociones, que solloce tu alma y se erice tu piel cuando lo sientas, pero que tu lo sientas.  Que tu controles y que tu mismo pierdas el control.  

Que nada ni nadie que te ofrezca la fantasía más perfecta se adueñe de tu vida. Nomás tu. 

"Happy" ¿alguien puede ser de verdad muy feliz, molestamente feliz?.   Cuando la vida toma su curso y sientes que eres feliz, llega  alguien y  te cuestiona  ¡pum!.    Una obra de emociones que obliga a reflexionar sobre la fragilidad de la condición que nos hemos impuesto, como la de ser feliz en este caso.  ¿Elegimos voluntariamente nuestro camino o nos acomodamos a la realidad?, ¿se puede ser feliz sin cuestionar la realidad y aceptándola como viene?. 

Un estupendo trabajo de Pablo Perroni, Yuriria del Valle (alternando), Pablo Bracho, Ana González Bello y María Panella, dirigidos por Angélica Roel.     Cada personaje juega un papel determinante y cada uno ve la vida desde un punto de vista completamente diferentey por ende cada uno tiene su propia definición de felicidad o por lo menos la busca. 

Los lunes a las 8:30 pm en el teatro Milán en el Foro Lucerna, Pablo Perroni presenta "Happy" de Robert Caisley.   

Ahora que está de moda eso de que "nada es imposible", "todo lo que pienses o quieras lo puedes lograr" y un montón de frases motivadoras referentes al tema, me asusta pensar que existe quienes lo creen dogmaticamente y lo toman al pie de la letra.  

El tema de creer en uno mismo es más importante que unas cuantas frases, es mucho más profundo y sembrar en una persona la idea de la posibilidad de lograr todo lo que se proponga, todo lo que piensa, todo lo que imagina no siempre es bueno, puede ser y lo es en mucho casos peligroso y tierra fértil de ansiedades, frustraciones y obsesiones.   

Quienes hacen esa oferta tan apetitosa de conseguir todo  lo que se sueña, se piensa, se quiere, por la módica suma de poner la voluntad y  esfuerzo, como si esas dos facultades las pudiera se pudieran cultivar mágicamente de un día para otro,  deberían escribir aunque sea en letras chiquitas que para tomar tal oferta es imperativo primero conocerse uno mismo, aceptar las limitaciones y reconocer las cualidades; además es necesario aprender a reconocer que no todo lo que se nos antoja hacer o conseguir es para nosotros, a lo mejor ni nos gusta pero brilla mucho en otros;  podemos no haber nacido para eso y a lo mejor si eventualmente lo conseguimos, no nos va a hacer felices. 

En estos momentos la humanidad necesita crecimiento espiritual, fortalecer y limpiar el alma, voltear a ver lo más valioso y no lo que más cuesta, reconocer el valor de los demás, de la persona y su derecho a vivir de una manera justa;  la humanidad no necesita fantasías inalcanzables, ni realidades ficticias.    

LA HUMANIDAD NECESITA SANAR PARA ENTONCES SALVAR A LAS DEMÁS ESPECIES, NO SE PUEDE SALVAR A UNA ESPECIE SI NO SE SALVA AL HOMBRE (O MUJER PARA QUE NO SE OFENDAN).  

Nos preocupamos tanto por cosas tan insignificantes y olvidamos de festejar a los demás en su alegría y solidarizarnos con quienes padecen el dolor de una enfermedad, segregación, discrimiinación, hambre, ausencia, que cada día enfermamos más.  ¿Qué importa como se viste alguien, de qué color tiene el pelo o la piel, cuántos años tiene o que apariencia tiene, si corazón sufre o no está en paz?.   

Leí el otro día en Facebook una frase escrita por una de esas páginas motivacionales que proponía  a sus seguidores: "Date la oportunidad de ser la persona que te gustaría ser".   Lo primero que pensé fue que debe ser muy triste la vida de alguien para querer ser alguien más, debe pensar que vale muy poco y su vida sería mejor siendo otra persona.   Esa no es una forma de motivar, esa es la oferta de evasión y fantasía.  Es la droga de la irrealidad.  

Sí se pueden alcanzar los sueños y las metas, pero eso después de saber quienes somos y para qué estamos hechos, después de reconocer en dónde podría estar el secreto de nuestra felicidad sin pretender la vida de los otros.  

NO SOLO ES BUENO SOÑAR, ES IMPERATIVO JAMÁS RENUNCIAR A LOS SUEÑOS, A LA FANTASÍA, PERO SIEMPRE CON UN PIE BIEN FIJO EN LA REALIDAD. SIEMPRE. 

Los amores como todo,  tienen formas distintas, no hay un amor igual a otro porque no hay una persona igual a otra. 

Hay amores que solitos suben al cielo y ahí se encuentran porque la tierra no les alcanza, se regocijan en las nubes porque el viento es muy suave y breve y las nubes son intensas y además eternas. 

Hay amores que bailan solos y dan vueltas, se apoderan de la mente de quien los ama, se instalan y habitan, se hacen dueños y el corazón les pertenece.  Ahí es en donde estás tu. 

Amores que son diccionario completo de palabras de amor que solitas se forman para armar frases de suspiro.   Amores que definen, que labran piel, que organizan sueños, ilusiones y a veces ansiedades. 

Amores ignorantes que saben todo, pero no lo saben; que murmuran, que abrigan, que nunca tienen prisa porque el amor no tiene tiempo, nomás espacio y  nomás infinito. Lo que es verdad absoluta es que no existe amor que no derrumbe barreras, que no llegue al corazón  que le pertenece, porque no existe emoción ajena suficientemente grande como opacar un amor de estos de los que escribo. 

Los amores anidan, no necesitan excusa para decirse y pintan el mundo de mil colores o del color que haga falta.   Amores que dicen que olvidan y nunca olvidan; amores que tienen miedo y se quedan latentes; amores que lloran solos porque no encuentran el camino.   

Esos son amores.  

Los amores falsos, los baratos, los efímeros no son amores y por eso de ellos no escribo, porque no existen. 

Que el fin de la vida nos encuentre vivos; dormidos o despiertos pero vivos, que una descarga de energía invada nuestros sentidos  y reviva en el cuerpo todas las emociones que hemos vivido, las que nos hicieron llorar lágrimas inagotables y las que nos inundaron de alegría infinita.  

Por lo menos a mi, es como me gustaría que me sorprendiera el fin de la vida. Y que en el último suspiro esté profundamente enamorada de la última caricia y suspirando por un beso robado  de esos que enamoran y se adueñan de la mente.  

A veces creo q la vida pone trampas, como la de los osos en los bosques y si no te fijas caes en situaciones o relaciones que nomás lastiman.  Yo quiero vivir libre y terminar libre, que no me atrapen pensamientos negativos, ni angustias, ni obsesiones; no quiero que me contagien del virus de la destrucción, ese que portan las almas oscuras que gozan de la desgracia de los otros, disfrutan su dolor y festejan el fracaso ajeno ajeno como si fuera un triunfo propio.   

Que me encuentre el final de la vida con el alma lo más limpia que  pueda y si pudiera, transparente y que me de tiempo de  pedir perdón y perdonar,  abrazar y recibir muchos abrazos, de compartir besos y miradas amorosas.  

Así quiero que me sorprenda el final de la vida y no se cuándo llegue y no se cuánto falte, tampoco se en dónde, ni con quién o tal vez sola, solo quiero tener el alma en paz y en la memoria los mejores recuerdos. 

Algunos no cabemos en esos mundos perfectos, no pertenecemos, no somos invitados ideales porque no alcanzamos los estándares que se requieren.   En el mundo perfecto las relaciones humanas son así, perfectas y creo según he leído, que hasta el cielo brilla distinto y las nubes son más blancas, el vino sabe mejor y las sonrisas son más blancas.   Quienes pertenecen y logran acceder son elegidos que nacieron con una estrella diferente y  sus amores son distintos, los corazones creo que nunca se rompen porque los perfectos, saben además la medida exacta de una entrega y nunca se desbordan….

En mi mundo lo único perfecto es lo imperfecto. Yo me equivoco y me equivoco mucho y me equivoco siempre y de equivocarme he aprendido a pedir perdón y a entender cuando los otros que habitan en mi mundo imperfecto se equivocan y si lo necesitan, los perdono.   Los que vivimos en la imperfección nos caemos y nos levantamos y se nos pierden las cosas que a veces encontramos y otras veces no;  las personas llegan y se quedan a nuestra vida y otras veces se van,  por eso tenemos que aprender a dejar ir lo que ya no es nuestro, lo que ya no nos pertenece.   

En la mesa del mundo perfecto se sientan solo los elegidos, son pocos y no es de suerte, es un tema de elección y merecimiento.  En la mesa de los imperfectos se sientan todos todos porque todos tienen algo que aportar  y todos necesian  aprender.  

En el mundo perfecto se ama con medida y se cuidan las normas.  En el mundo imperfecto los corazones se desbordan, se salen de su sitio y viajan a la luna de ida y vuelta y se mueven entre las nubes ansiosos como si el universo se acabara mañana.   La perfección permite miradas exactas, la imperfección prefiere las miradas profundas, las que hablan, las que dicen todo en silencio.  

A todos alguna vez nos han roto el corazón, por una u otra razón pero todos sentimos, todos tenemos piel.   Y partiendo de eso deberíamos vivir todos los días porque si nosotros sentimos, los demás también. 

Nacimos siendo libres y deberíamos ser educados siendo libres en todos los sentidos: acción, palabra, pensamiento.   Eso sería ser correctamente educados.  

Leía el otro día en una red social a más de uno  que aconsejabn a su seguidores, amigos algo así como que: dentro de las opciones que da la vida, no se debe escoger lo que es mejor para ti, sino lo que te hace feliz.   Yo   lamenté mucho leer eso sabiendo que habría quienes lo tomarían esta posición hedonista como como buen consejo a seguir, la verdad es que suena bien.  Pero no existe una peor idea de la libertad que esa.  Yo creo que la libertad es otra cosa, es una facultad de todos los seres humanos considerablemente más importante que el ejercicio arbitrario de la voluntad con el fin de conseguir "felicidades artificiales". 

La verdadera libertad a mi parecer consiste en decidir lo que es mejor para uno mismo y para los demás; nadie en su sano juicio debe ser feliz a costa de la infelicidad de otros y si es así, si alguien se regocija por la desgracia de otros o le molesta que les vaya bien, debría hacer un examen exhaustivo a lo que lleva en el  alma y de lo que habrá nutrido.  No se trata de querer a todos, pero sí se trata de respetarlos, de considerarlos y entender que los demás son importantes, que existe alguien que los quiere, que los espera en casa y aun si no es así, si no los espera nadie, si por decisión o por destino están solos o se sienten solo, no merecen nunca ser lastimados intencionalmente por nadie.  

Viviríamos en un mundo considerablemente mejor si entendieramos todos, pero todos, que en función de la alegría y tranquilidad de los demás, estará también la nuestra. Que si educamos a nuestros niños y consideramos a los demás, no habría necesidad de clamar por la paz, ni por el cuidado de las especies, ni por evitar la destrucción del planeta. 

Algunos creen que perdonar es privilegio de seres especiales que nacieron con ese don; pero no, perdonar es un proceso que requiere pensar, entender, comprender.  

Para perdonar es necesario pensar qué es lo que nos hace daño, qué es lo que lastima, cuáles acciones o palabras nos hirieron y en que circunstancias sucedió.  Entender que si las personas lastiman no siempre es con la inteción de hacerlo y que nadie puede hacer su vida para complacer a los demás, aunque nos amen, aunque nos quieran, todos merecen tomar sus propias decisiones y actuar como mejor les pareza. Comprender que quien te lastima puede no estar atravesando por un buen momento, que no depende de nosotros sino de algo que sucede en ellos; comprender también que no podemos ser amigos de todos, que no podemos tampoco actuar los demás esperan y que en todas las relaciones humanas existen diferencias.  

Tenemos además que aprender a respetar los tiempos, los momentos, la personalidad y la vida de los demás.  No todo es personal y aun lo que es personal, se debe dejar pasar y seguir con la vida, sanar y continuar. 

Perdonar es dejar ir sin esperar disculpas, ni arrepentimiento; a veces quienes nos lastiman ni siquiera se dan cuenta de que lo hacieron.  Perdonar es un asunto interno, es un tema del alma y de estar en paz. 

El perdón, de hecho, debería ser un ejercicio diario, como salir a correr o caminar y debería fortalecerse como los músculos cuando se hace una rutina de pesas y debería existir una proteína que ayudara a hacer el perdón más sólido, que si se perdona sea de verdad, que deje de doler el recuerdo y que traiga paz al alma. 

Yo digo que así es como funciona el corazón y lo escribí este domingo 25 de junio 2017 en mi tuiter y con gusto lo comparto aquí.

Como el Texas Heart Institute que dice q el corazón y el cerebro están conectados ¡¡ay por favor, todos sabemos que no!!

También dice q el corazón late 100,000 veces al día aprox y eso no siempre es cierto #todosLoSabemos hay días que late el doble, me pasó. 

Si el corazón y el cerebro estuvieran conectados nadie andaría flotando entre las nubes y contando estrellas como yo

Cuando el corazón late a MÁS de 100,000 el cerebro se desconecta en automático y ya no se hace responsable.

Esa sería la irresponsable forma de amar que al final, es la Más bonita,

Si el cerebro tuviera decisión sobre el corazón, yo dejaría de soñar y jamás se rompería.

Yo creo que si le estudian bien, van a descubrir que por las noches el corazón vuela y se encuentra con el tuyo y se platican #asíHaDeSer

A la ciencia le falta mucho para entender como funciona el corazón. Seguro los que lo estudian nunca se han perdido en tu mirada #noSaben

El corazón late más despacito en las ausencias, en la distancia y en el silencio.

Y los que no sienten así, entonces necesitan un electrocardiograma porque seguro su corazón está detenido o dormido o no funciona

(Yo leo del corazón xq mi padre tuvo varios infartos y dicen que eso de usar mucho el corazón se hereda)

Y así entonces que el corazón se quede libre, que jamás nunca se detenga y si es queriéndote, que se vuelva eterno

Y ya después con el corazón libre, que anide en tus sueños como cada noche.

Aquí añado todos tenenemos una distinta forma de explicar como funciona el corazón…..