Lupita Martínez A

La vainilla, un tesoro

La vaillina es una orquídea de extraordinario aroma y sabor que México ha regalado al mundo.  Existe una leyenda totonaca que atribuye su existencia al amor de unos príncipes, ella Tzacopontziza "Lucero del Alba" y él Zkatán-Oxgan "JovenVenado" cuyo amor estaba prohibido pues el padre de ella, el rey Teniztli al no querer que nadie poseyera la belleza de su hija, la consagró al culto de Tonacayohua, la diosa.     Ambos decidieron huir, pero un monstruo de fuego los detuvo y al regresar con el rey, fueron degollados, sus corazones entregados en sacrificio a la diosa y sus cuerpos echados a un barranco en donde creció primero un arbusto y luego junto a su tallo, una orquídea trepadora.  

Así es que el vainillar es un espacio sagrado y antes de establecer uno, hay que pedir perdón y permiso al dios del monte y además se realiza un ritual: se forma un claro en el terreno, despejándolo de toda hierba y con tierra fresca se forma un montecillo como si fuera un altar en donde se colocan cuatro veladoras pequeñas y una cinta roja además de incienso.   El curandero indígena  debe hacer una acto de purificación a los asistentes e invocar en totonaca al dios Kiwikgolo para que  "haga las veces de embajador entre los seres humanos y la Tierra".   Se reza implorando para que su intervención sea benéfica y por la fertilidad, además se dan las gracias por los frutos que se han recibido y los que siguen.   Se ofrece café, pan, tortillas y mole tradicional.  

Después de la ceremonia el curandero coloca las guías de vainilla en torno a las velas, forma un círculo de la misma planta trepadora que reciben la bendición y protección del dios Kiwikgolo y de la Tierra.  

(información del libro: "La vainilla mexicana" de Rocío Aguilera)

Así de sagrada es la vainilla, además de deliciosa y muy cara.   Se puede usar en postres, platillos fuertes, cocteles, sopas.  Es una vaina negra que se debe cortar (con cuidado para no cortarla en dos) en medio y abrir  con un cuchillo y con mucho cuidado, raspar todas las semillas.   Una vaina da sabor a mucho. 

Semillas de vainilla

NATILLA:  8 PERSONAS

1 1/2 litro de leche (puedes usar deslactosada)

1 vaina de vainilla

8 yemas de huevo

1 1/2 taza de azúcar 

1/4 de taza de fécula de maíz (maicena)

3 cucharadas de mantequilla derretida

– se ponen la leche, la vainilla (las semillas) en una olla a que hierva. 

– las yemas se baten en un tazón grande a mano o en la batidora, se les agrega el azúcar y se siguen batiendo hasta que cambien un poco de color (más claras) y se hagan más espesas y se agrega ademas la fécula de maíz.  

– la mezcla de las yemas se agregan a la leche caliente (yo recomiendo que primero atemperes las yemas mezclándolas con un poco de la leche caliente y ya después todo).  Cuidar que no se hagan grumos. 

– toda la mezcla se deja a fuego lento y se mueve constantemente con cuchara de madera hasta que esté espesa y se incorpora la mantequilla.  

Se puede servir en platitos individuales.