¿YA NO GUSTAN LAS TELENOVELAS?
El lenguaje, los personajes llenos de matices relacionados de manera inteligente para hacerlos interesantes, excelentes actuaciones. Esas son algunas de las características de las telenovelas o series españolas. Muchas de ellas reciclan escenografías que los observadores y los no tan observadores notan pero no le dan mayor importancia, finalmente lo que buscan son buenas historias. Y tampoco es que estén inventando el hilo negro y se presenten situaciones nunca antes vistas, eso no es necesario, nomás es la forma de contar la historia y la excelente manera de contextualizarla.
En una ciudad determinada, en un momento histórico específico y por lo tanto el comportamiento lógico de la sociedad de la época que corresponde. Ubicadas durante la Guerra Civil Española o a principios del siglo XX o contemporáneas presentan situaciones reales, que suceden o sucedían así. Fácil: se cuenta bien la historia.
En México, hablando específicamente de telenovelas, todo lo anterior es precario y el público tiene que ver historias, además de repetidas, absurdas. Ranchos o mansiones en los que parece no existir más vida sobre la tierra que la de los personajes; no pasan por ejemplo, vendedores, ni gente caminando por la calle (si de casualidad aparece la calle); parecen suceder en un momento etéreo porque jamás se menciona lo que sucede en el mundo (que ya quedamos parece no existir), los personajes tienen vidas lentas y enredadas en asuntos emocionales muy elementales o trillados. Algunas veces se arriesgan a usar teléfonos celulares e internet, pero nivel kinder 2, es decir, nomás un mensajito en la pantalla y si acaso una comunicación por Skype.
En cuanto a las series, hay que reconocer que el trabajo es diferente y la oferta, aunque poca, es de mucho mejor calidad.
¿Cuál será el destino del género telenovelero en México?. Porque esa sentencia de que al público no le intresan ya las telenovelas, es bien discutible. A lo mejor lo que no le interesa son las malas telenovelas, eso sí es creíble.