LA CUERDA FLOJA.
La vida es andar en una cuerda floja procurando siempre el equilibrio. La vida es un circo en el que nadie practica sus trucos. Un paso en falso y caes. Si tienes abajo de tu camino una red de protección subes de nuevo con su ayuda y tu esfuerzo. Si no la tienes, apelas a toda la fuerza de tu ser para reincorporarte y continuar.
Estás arriba de nuevo. Ahora sabes que necesitas un contrapeso de madera o de metal para no caer de nuevo. Sigues porque el camino no se anda solo, porque lo ves frente a ti como una oportunidad o como un desafío, para esto estás ahí, para eso comenzaste con el primer paso. Miras atrás y ves a los que se quedaron en la orilla sintiendo vértigo o miedo de moverse. No van a conocer nunca el otro extremo, sur camino no iniciará nunca y se apagarán solos consumidos en medio de una nube de intrascendencia. Tú continuas porque dentro de ti sabes que es tu deber.
Llegas al otro lado. Encuentras un descanso temporal. Recuperas la calma. Te revisas, analizas y sigues. Ahora inicias con el contrapeso porque sabes que lo necesitas. Reconoces que no puedes solo.
Estás cansando pero sigues porque si te quedas quieto te caes o vendrá alguien detrás de ti que necesite el paso y voluntaria o involuntariamente podría tirarte. Si en las personas que te encuentres habita la cordura, cruzarán brazo con brazo para ayudarse los dos y celebrarán uno el avance del otro. Quizá en el camino te topes con más de uno sentado en la cuerda, desganado, vencido, pero interrumpiendo tu paso. A lo mejor te pida que te quedes, abrazará una de tus piernas para impedir que avances. Si reaccionas con violencia caerán los dos o sólo tú. Si tienes paciencia abrazarás su dolor, su desesperanza y hastío y probablemente, sólo probablemente, recupere el ánimo. Pero no te quedes más de lo necesario porque no depende de ti.
El camino sobre la cuerda lo inicias solo, lo sigues solo y lo terminas solo, porque naces solo y mueres de la misma forma.