EL LUSTRADOR DE ZAPATOS, parte 2 – Busca su lugar
José Juan el amable lustrador sentía la necesidad de salir a la calle, sabía que con su cajita de bolero que lo acompañaba desde sus primeros días se abriría camino, había una extraña unión entre ellos; les parecerá raro pero él sentía a su cajita de bolero como un ser vivo, como una mascota (¡¡ya se, a mi también me parece muy raro, pero así era!!).
La Cajita |
Hizo un exhaustivo estudio (bueno no tanto) buscando un lugar que para él fuera el idóneo para desarrollar y profesionalizarse en el oficio de lustrador de zapatos que él no había elegido, al contrario, el oficio era el que lo había elegido a él. Decidió ubicarse a la salida de el corporativo de una gran empresa trasnacional (aquí es donde todo se preguntan ¿a poco por ahí va la historia del lustrador de zapatos? y ¿estaremos pensando lo mismo? y lo les contesto: sí pensamos igual pero el personaje de este cuento eligió el corporativo, qué le vamos a hacer) las personas que habían salido de ahí le parecían interesantes y podrían hacer su trabajo muy ameno.
Sentadito, con carita sonriente esperó a que cayeran los clientes mientras los guardias de la empresa desde la puerta que vigilaban, le platicaban como eran los jefes. "Unos vienen en coches blindados y con muchas escoltas, otros llegan en coches menos ostentosos pero no por ello son menos importantes, parece que es cuestión de personalidad", le decían. El ponía mucha atención, algo dentro de él le decía que esa información le serviría para toda la vida.
Finalmente apareció el primer cliente, era un sub-director que en el organigrama de la empresa no estaba muy arriba ni tenía mucho poder, pero José Juan que no era tonto (bueno un poco sí) sabía que si hacía un buen trabajo, sería recomendado y entonces llegarían otros clientes y podría hacer más grande su negocio para finalmente vivir de eso, de lustrar zapatos.
CONTINUARÁ….
"LOS BUENOS AMIGOS"