SIEMPRE HAY MÁS.

NADIE PUEDE DECIR QUE HA CONOCIDO TODO.  

Nadie tiene el drecho de dejar de conocer cuando todavía tiene vida.  

Puedes hacerlo, pero no deberías.  Decidir anclar en una rutina o en un estilo determinado de vida y privarte de conocer algo más es negarte la posibilidad de gozar las cosas que te ofrece el día a día. 

 


Una obra de teatro, caminar en zonas que jamás has pisado, hablar con personas diferentes es conocer y darte la oportunidad de disfrutar.   No deberías quedarte siempre en el mismo lugar, ni siempre viendo los mismos rostros.  Si puedes viajar  siempre habrá un lugar distinto y si invitas a tu mesa, puedes conocer una nueva historia y siempre aprender. 

Nunca sabes todo, ni conoces los suficiente, ni amar tiene un límite de personas.  Siempre hay más. 

Mejor atesoras lo que conoces, acumulas imágenes, sonidos, música, voces, sabores, olores, texturas; acumulas experiencias, sensaciones, emociones de cuando ríes, de cuando lloras, de cuando te conmueves.   Amas a los tuyos y haces un espacio en tu corazón a los que van llegando, eso sí, muy bien seleccionados.  

Cuando vivimos en ciudades grandes perdemos de vista cuáles son LAS GRANDES COSAS DE LA VIDA, las verdaderamente importantes.    En la Ciudad de México por ejemplo, en donde cada vez tenemos menos árboles, más asfalto, puentes, coches, ruido y una competencia despiadada por demostrar el "triunfo" luciendo lo último en tecnología, moda, estilo, las cosa más valiosas las pasamos por alto. 

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