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Desmemoria, Traición e Ingratitud

junio 8th, 2016 No comments

Si lo que buscas en la vida es tener amigos oscilatorios, soledad impuesta y desamor continuo, el secreto es que actúes con ingratitud, traición y desmemoria.  Fácil. 

La vida siempre nos pone en la disyuntiva, siempre habrá algo que decidir, algo que elegir.   Y elegir es fácil cuando las opciones son todas cómodas; pero se complica cuando una de esas decisiones nos compromete.   A muchos no les gusta precisamente eso: comprometerse, ni tomar decisiones difíciles; pero es necesario, a veces hasta obligatorio para no caer en la ingratitud, traición o desmemoria. 

Amistad, Gratitud

Conozco más de una historia de desmemoria.  Un señor que tuvo inicios de trabajo arduo y al lado de personas que le enseñaron un montón de secretos y además lo apoyaron; llegó a niveles altos de poder.  Después a esta misma persona se le olvidaron los orígenes y cambió la historia, creyó que su vida había iniciado desde el triunfo, desde la cima y no recordó nunca el nombre de sus maestros, ni lo difícil que había sido el ascenso lleno de noches sin dormir.  Porque todos tenemos maestros en la vida, toda la gente que se cruza en nuestro camino nos enseña algo y le enseñamos algo. 

Y si le damos paso a la desmemoria, también, en consecuencia, le damos paso a la ingratitud.  Van de la mano.  Y agradecer no significa entregar la vida para siempre, ni volverse servil; agradecer consiste nada más en reconocer que en la vida no vamos solos, que nos complementamos y nos necesitamos.  No olvidar nunca porque nadie tiene la vida garantizada, ni comprada, ni asegurada, ni está amarrado al éxito perpetuo; todos caemos y en la caída, si no estamos bien amarrados (como los alpinistas) caeremos al vacío sin manos que nos  detengan.

La traición es todavía más cruel porque lastimas más que la ingratitud y la desmemoria; la traición lleva una intención mezquina y nace de la envidia y el afán de destruir.  La traición es una acción muy grande en manos de gente muy pequeña.   La traición no solo lastima al traicionado, nos lastima a nosotros mismos porque se arma con mentiras, manipulaciones, artimañas destructivas; su fin es provocar dolor.