La vida se trata de descubrir cuál es nuestra pasión y eso un asunto no tiene un plazo establecido ni un momento específico, no se descubre cuando se cumplen tres años, nueve o quince, sino cuando tú mismo la sientes. Puede suceder a una edad muy temprana, a la mitad de la vida o unos meses antes de morir. No existe una fecha, ni existe un límite. No es de antes o después. Es cuando debe ser.
A mi me gusta escribir, me ha gustado siempre y lo comencé a hacer desde muy pequeña y un día, no sé cual ni cuando lo dejé para regresar esporádicamente, cuando el miedo se hubiera quedado dormido y yo a toda velocidad le ganara el paso. Durante el camino fui recogiendo experiencias, escuchando a los demás tratando de vivir a través de ellos, lo que conseguí fueron historias unas veces ligeras y otras muy densas. Todo valió y sigue valiendo la pena. Desde los primeros relatos breves que escribí en clase y que fueron un fracaso y que ahora leo y pienso ¡¡¿cómo me atreví a entregar esto?!! hasta las muchas cuartillas de historias que nunca me he atrevido a publicar hasta ahora.
MARIPOSAS QUE VUELAN… (este fue uno de los cuentos que me gustó de entre otros que arrumbé y puedes leer en Patreon entre otras cosas)
Ezis había tomado la decisión de hacerse el primer tatuaje a los dieciocho años, justo el día de su cumpleaños. Sería en negro sin colores e iría con el tatuador de los ojos verdes que rodeados de un asombra oscura parecían lejanos. Era el mismo que a su amigo Jacinto le había dibujado en la parte superior de la espalda dos alas abiertas, tan detalladas que podrían de pronto volar…..
(continúa en Patreon)
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